Löydetty 365 Tulokset: tomó

  • Algún tiempo después, avisaron a José de que su padre estaba enfermo. Tomó entonces con él a sus dos hijos, Manasés y Efraím, (Génesis 48, 1)

  • José vio que su padre tenía puesta su mano derecha sobre la cabeza de Efraím, lo que le disgustó. Tomó, pues, la mano de su padre para cambiarla de la cabeza de Efraim a la de Manasés (Génesis 48, 17)

  • Como no podía ocultarlo por más tiempo, tomó un canasto de papiro, lo recubrió con alquitrán y brea, metió en él al niño y lo puso entre los juncos, a la orilla del río Nilo. (Exodo 2, 3)

  • Así que la joven fue y llamó a la madre del niño. La hija de Faraón le dijo: «Toma este niño y críamelo, que yo te pagaré.» Y la mujer tomó al niñito para criarlo. (Exodo 2, 9)

  • Tomó Moisés a su esposa y a sus hijos. Los hizo montar en un burro y partió para Egipto, llevando en la mano el bastón divino. (Exodo 4, 20)

  • Tomó entonces Séfora un cuchillo de piedra y, cortando el prepucio de su hijo, tocó él los pies de Moisés. Luego dijo: «Tú eres para mí un esposo de sangre.» (Exodo 4, 25)

  • Tomó seiscientos carros escogidos, ¡todos los carros de Egipto!, cada uno con sus guerreros. (Exodo 14, 7)

  • Entonces Miriam, la profetisa, hermana de Aarón, tomó en sus manos un instrumento, un pandero, y todas las mujeres la seguían con tímpanos, danzando en coro. (Exodo 15, 20)

  • el asunto se decidirá por un juramento. El que lo guardaba jurará que no tomó nada de lo de su prójimo. El dueño se dará por satisfecho y el otro no tendrá que devolver. (Exodo 22, 10)

  • Moisés tomó la mitad de la sangre y la echó en vasijas; con la otra mitad roció el altar. (Exodo 24, 6)

  • Después tomó el libro de la Alianza y lo leyó en presencia del pueblo. Respondieron: «Obedeceremos a Yavé y haremos todo lo que él pide.» (Exodo 24, 7)

  • Entonces Moisés tomó la sangre con la que roció el pueblo, diciendo: «Esta es la sangre de la Alianza que Yavé ha hecho con ustedes, conforme a todos estos compromisos.» (Exodo 24, 8)


“Caminhe com alegria e com o coração o mais sincero e aberto que puder. E quando não conseguir manter esta santa alegria, ao menos não perca nunca o valor e a confiança em Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina