Löydetty 358 Tulokset: Trono de la Gracia

  • La joven le cayó en gracia y se ganó su favor. Por eso, él le entregó de inmediato las cremas de belleza, fijó su régimen de comida y le asignó las siete doncellas más distinguidas del palacio real. Luego la trasladó con sus doncellas al mejor departamento del harén. (Ester 2, 9)

  • También le dio una copia del texto del decreto que se había promulgado en Susa ordenando ese exterminio. Él debía mostrárselo a Ester, informarla de todo y ordenarle que se presentara ante el rey para implorarle gracia y suplicarle en favor de su pueblo. (Ester 4, 8)

  • Al tercer día, Ester se puso sus vestiduras reales y llegó hasta el patio interior del palacio, frente a la sala del rey. El rey estaba sentado en su trono, en la sala real, frente a la puerta de entrada. (Ester 5, 1)

  • Después de franquear todas las puertas, se detuvo delante del rey. Él estaba sentado en su trono real, revestido con todos los atuendos de sus apariciones solemnes, cubierto de oro y piedras preciosas, e inspiraba un gran terror. (Ester 15, 9)

  • Pero Dios cambió el espíritu del rey y lo movió a la mansedumbre. Lleno de inquietud, se precipitó de su trono y la tomó entre sus brazos, mientras ella volvía en sí. La reconfortó con palabras tranquilizadoras, diciéndole: (Ester 15, 11)

  • No retira sus ojos de los justos, los sienta en el trono con los reyes y los exalta para siempre. (Job 36, 7)

  • porque tú defendiste mi derecho y mi causa, sentándote en el trono como justo Juez. (Salmos 9, 5)

  • Pero el Señor reina eternamente y establece su trono para el juicio: (Salmos 9, 8)

  • Pero el Señor está en su santo Templo, el Señor tiene su trono en el cielo. Sus ojos observan el mundo, sus pupilas examinan a los hombres: (Salmos 11, 4)

  • Muestra las maravillas de tu gracia, tú que salvas de los agresores a los que buscan refugio a tu derecha. (Salmos 17, 7)

  • Sí, el rey confía en el Señor y con la gracia del Altísimo no vacilará. (Salmos 21, 8)

  • Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. (Salmos 23, 6)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina