Löydetty 107 Tulokset: vinieron

  • Estos son los que vinieron donde David, a Siquelag, cuando estaba retenido lejos de Saúl, hijo de Quis. Estaban también entre los valientes que le ayudaron en la guerra. (I Crónicas 12, 1)

  • También vinieron al refugio, donde estaba David, algunos de los hijos de Benjamín y Judá. (I Crónicas 12, 17)

  • Este es el número de los guerreros preparados para la guerra que vinieron donde David, a Hebrón, para transferirle el reino de Saúl, conforme a la orden de Yahveh. (I Crónicas 12, 24)

  • Todos estos hombres de guerra, formados en orden de batalla, vinieron a Hebrón con corazón entero para proclamar a David rey sobre todo Israel; y los demás israelitas estaban unánimes en hacer rey a David. (I Crónicas 12, 39)

  • Los arameos de Damasco vinieron en socorro de Hadadézer, rey de Sobá, y David hizo 22.000 bajas a los arameos. (I Crónicas 18, 5)

  • Tomaron a sueldo 32.000 carros y al rey de Maaká con su ejército, los cuales vinieron y acamparon frente a Medebá. Los ammonitas se congregaron también desde sus ciudades y salieron a campaña. (I Crónicas 19, 7)

  • Tras ellos vinieron a Jerusalén, para ofrecer sacrificios a Yahveh, el Dios de sus padres, aquellos de entre todas las tribus de Israel que tenían puesto su corazón en buscar a Yahveh, el Dios de Israel; (II Crónicas 11, 16)

  • Vinieron mensajeros que avisaron a Josafat diciendo: «Viene contra ti una gran muchedumbre de gentes de allende el mar, de Edom, que están ya en Jasasón Tamar, o sea, Engadí.» (II Crónicas 20, 2)

  • recorrieron Judá y reunieron a los levitas de todas las ciudades de Judá, y a los cabezas de familia de Israel, que vinieron a Jerusalén. (II Crónicas 23, 2)

  • Después de la muerte de Yehoyadá vinieron los jefes de Judá a postrarse delante del rey, y entonces el rey les prestó oído. (II Crónicas 24, 17)

  • Estos reunieron a sus hermanos, se santificaron y vinieron a purificar la Casa de Yahveh, conforme al mandato del rey, según las palabras de Yahveh. (II Crónicas 29, 15)

  • Sin embargo, hubo hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón que se humillaron y vinieron a Jerusalén. (II Crónicas 30, 11)


“Pense na felicidade que está reservada para nós no Paraíso”. São Padre Pio de Pietrelcina