Löydetty 107 Tulokset: vinieron

  • Algunos ancianos de Israel vinieron a mi casa y se sentaron ante mí. (Ezequiel 14, 1)

  • A toda prostituta se le da un regalo. Tú, en cambio, dabas regalos a todos tus amantes, y los atraías con mercedes para que vinieron a ti de los alrededores y se prestasen a tus prostituciones. (Ezequiel 16, 33)

  • El año séptimo, el día diez del quinto mes, algunos de los ancianos de Israel vinieron a consultar a Yahveh y se sentaron ante mí. (Ezequiel 20, 1)

  • Los babilonios vinieron donde ella, a compartir el lecho de los amores y a contaminarla con su lascivia; y cuando se contaminó con ellos, su deseo se apartó de ellos. (Ezequiel 23, 17)

  • Más aún, mandaron en busca de hombres que vinieran de lejos, enviándoles un mensajero, y cuando vinieron te bañaste, te pintaste los ojos y te pusiste las joyas; (Ezequiel 23, 40)

  • El rey mandó llamar a los magos y adivinos, encantadores y caldeos para que manifestaran al rey sus sueños. Vinieron ellos y se presentaron al rey. (Daniel 2, 2)

  • Vinieron los magos, adivinos, caldeos y astrólogos y, en su presencia, conté el sueño, pero su interpretación no me la dieron. (Daniel 4, 4)

  • Vinieron, pues, todos los sabios del rey; pero no pudieron leer el escrito ni declarar al rey su interpretación. (Daniel 5, 8)

  • Aquellos hombres vinieron atropelladamente y sorprendieron a Daniel invocando y suplicando a su Dios. (Daniel 6, 12)

  • Los sacerdotes vinieron por la noche, como de costumbre, con sus mujeres y sus hijos, y se lo comieron y bebieron todo. (Daniel 14, 15)

  • Y movió Yahveh el espíritu de Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, el espíritu de Josué, hijo de Yehosadaq, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el Resto del pueblo. Y vinieron y emprendieron la obra en la Casa de Yahveh Sebaot, su Dios. (Ageo 1, 14)

  • cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. (Mateo 7, 25)


“Somente por meio de Jesus podemos esperar a salvação.” São Padre Pio de Pietrelcina