Talált 331 Eredmények: Saúl es engañado

  • Acababa de celebrar el sacrificio cuando llegó Samuel. Saúl salió a su encuentro para saludarlo. (1 Samuel 13, 10)

  • Pero Samuel le dijo: «¿Qué has hecho?» Y Saúl respondió: «Yo vi que el ejército se dispersaba y que los filisteos se concentraban en Micmas, y tú no llegabas. (1 Samuel 13, 11)

  • Samuel dijo a Saúl: «Has obrado como un tonto. Si hubieras cumplido la orden que Yavé, tu Dios, te había dado, entonces Yavé habría asegurado tu reino sobre Israel. (1 Samuel 13, 13)

  • Con esto se retiró Samuel. El resto del pueblo que quedaba subió con Saúl a juntarse con los demás combatientes que había en Guibea. (1 Samuel 13, 15)

  • Saúl pasó revista a la gente que tenía con él: había unos seiscientos hombres. (1 Samuel 13, 16)

  • Saúl, su hijo Jonatán y su tropa habían establecido su campamento en Guibea de Benjamín, mientras que los filisteos acampaban en Micmas. Y salieron tres destacamentos de filisteos a devastar los campos; uno tomó el camino de Ofrá, en la comarca de Saúl; (1 Samuel 13, 17)

  • Y ocurrió que el día de la batalla de Micmas, ninguno de los que estaban con Saúl y Jonatán tenía espada ni lanza; se encontró, sin embargo, para Saúl y su hijo Jonatán. (1 Samuel 13, 22)

  • Los vigías de Saúl que estaban en Guibea de Benjamín vieron que la gente del campamento se dispersaba y se movía de un lado para otro. (1 Samuel 14, 16)

  • Ante esta situación, Saúl ordenó a sus hombres que se pusieran en fila para ver quién faltaba. Luego que pasó revista a sus tropas, vieron que faltaba Jonatán y su escudero. (1 Samuel 14, 17)

  • Entonces Saúl dijo a Ajías: «Trae el efod», pues él lo había traído para consultar a Yavé por Israel. (1 Samuel 14, 18)

  • Pero, mientras Saúl hablaba al sacerdote, la confusión en el campamento filisteo se iba haciendo cada vez mayor; (1 Samuel 14, 19)

  • por eso Saúl dijo al sacerdote: «Retira tu mano.» Saúl reunió a toda su tropa y se dirigieron al campo de batalla; allí vieron que la confusión era total y que unos y otros se herían con sus espadas. (1 Samuel 14, 20)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina