Talált 101 Eredmények: interior

  • Que la muerte los sorprenda, que bajen vivos al lugar de los muertos, pues el mal se cobija en su interior. (Salmos 55, 16)

  • Todos sus proyectos son sólo engaños, su placer es mentir; con lo falso en la boca ellos bendicen, y en su interior maldicen. (Salmos 62, 5)

  • Que lo aclamen los cielos y la tierra, los mares y cuanto bulle en su interior. (Salmos 69, 35)

  • Mi espíritu en mí desfallece, mi corazón se asusta en mi interior. (Salmos 143, 4)

  • Hicieron las reparaciones del Santuario y del interior de la Casa y consagraron los patios. (1 Macabeos 4, 48)

  • En el año ciento cincuenta y tres, en el segundo mes, Alcimo mandó derribar el muro del patio interior del Templo. Esto significaba nada menos que destruir la obra de los profetas. (1 Macabeos 9, 54)

  • Después de haber derrotado y destruido a estos enemigos, dirigió una expedición contra la ciudad amurallada de Efrón, donde se había establecido Lisias con gente de todas las razas. Jóvenes robustos, apostados ante las murallas, combatían con valor. En el interior había muchas reservas de máquinas y proyectiles de guerra. (2 Macabeos 12, 27)

  • El espíritu en nosotros es la lámpara de Yavé: escudriña los rincones de nuestro interior. (Proverbios 20, 27)

  • La herida que sangra evita la infección; los golpes curan el mal interior. (Proverbios 20, 30)

  • Le hizo columnas de plata, el enchapado de oro, el asiento de púrpura; el interior de ébano incrustado. (Cantar 3, 10)

  • Pero, al castigarlos progresivamente, les dabas oportunidad para que se arrepintieran. No ignorabas sin embargo que su interior era perverso y que su maldad era innata, y que no cambiarían, (Sabiduría 12, 10)

  • Tener miedo es simplemente renunciar a la ayuda de la razón; mientras menos se cuenta con esa ayuda interior, más aumenta la causa desconocida de sus sufrimientos. (Sabiduría 17, 11)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina