Talált 308 Eredmények: Rut

  • Yo os conduje a un país feraz para que gozarais de sus frutos y sus bienes. Pero vosotros, nada más entrar, profanasteis mi tierra, convertisteis mi heredad en lugar aborrecible. (Jeremías 2, 7)

  • La ignominia ha devorado el fruto del trabajo de nuestros padres, desde nuestra juventud. (Jeremías 3, 24)

  • Escucha, tierra. He aquí que yo traigo la desgracia sobre este pueblo; es el fruto de sus rebeliones, porque no han atendido a mis palabras y han desechado mi ley. (Jeremías 6, 19)

  • Por eso, esto dice el Señor: He aquí que mi cólera, mi furor, se va a desencadenar sobre este lugar, sobre los hombres y los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra. Y quemará sin apagarse. (Jeremías 7, 20)

  • Todos ellos son brutos e insensatos, y la enseñanza de los ídolos es la de un trozo de madera; (Jeremías 10, 8)

  • "Olivo siempre verde, bello por sus magníficos frutos" es el nombre que el Señor te había dado. Con gran estrépito prende él fuego a su ramaje y se queman sus ramos. (Jeremías 11, 16)

  • Yo era como un manso cordero que es llevado al matadero, ignorante de las tramas que estaban urdiendo contra mí. "¡Destruyamos el árbol con su fruto, arranquémoslo de la tierra de los vivos y no se recuerde más su nombre!". (Jeremías 11, 19)

  • Tú los plantas y ellos echan raíces, crecen y dan fruto. Tú estás cerca de su boca, pero muy lejos de su corazón. (Jeremías 12, 2)

  • El suelo no da su fruto, porque no hay lluvia en el país; los labradores, consternados, se cubren la cabeza. (Jeremías 14, 4)

  • Es como un árbol plantado junto al agua, que alarga hacia la corriente sus raíces; nada teme cuando llega el calor; su follaje se mantiene verde; en año de sequía no se preocupa, ni deja de producir sus frutos. (Jeremías 17, 8)

  • Yo, el Señor, escruto el corazón, sondeo las entrañas para dar a cada cual según su conducta, según el fruto de sus obras. (Jeremías 17, 10)

  • Edificad casas y habitadlas, plantad huertos y comed su fruto, (Jeremías 29, 5)


“Deus não opera prodígios onde não há fé.” São Padre Pio de Pietrelcina