Talált 94 Eredmények: huesos secos

  • Todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a decir a David: "Mira, somos hueso de tus huesos y carne de tu carne. (II Samuel 5, 1)

  • y fue a recoger los huesos de Saúl y de su hijo Jonatán, que los tenían los de Yabés de Galaad. Éstos los habían retirado de la muralla de Betsán, donde los habían colgado los filisteos el día que derrotaron a Saúl en Gelboé. (II Samuel 21, 12)

  • David recogió los huesos de Saúl y de su hijo Jonatán y los juntó con los huesos de los que habían sido colgados. (II Samuel 21, 13)

  • y gritó contra el altar por orden del Señor: "¡Altar, altar! Esto dice el Señor: Nacerá un hijo a la casa de David, llamado Josías, e inmolará sobre ti a los sacerdotes de las colinas que en ti queman incienso, de modo que arderán sobre ti huesos humanos". (I Reyes 13, 2)

  • Después de sepultarlo, dijo a sus hijos: "Cuando yo me muera, me enterraréis en la sepultura en que el hombre de Dios está enterrado; poned mis huesos junto a los suyos, (I Reyes 13, 31)

  • y sucedió que mientras unos hombres estaban enterrando a un muerto, divisaron una banda, echaron al hombre en el sepulcro de Eliseo y escaparon. Apenas aquel hombre tocó los huesos de Eliseo, revivió y se puso en pie. (II Reyes 13, 21)

  • E Isaías ordenó: "Traed un emplasto de higos secos". Lo trajeron, lo aplicaron a la llaga y el rey se curó. (II Reyes 20, 7)

  • Despedazó las estelas, los cipos sagrados y llenó sus lugares de huesos humanos. (II Reyes 23, 14)

  • De regreso, al ver los sepulcros que había en el monte, envió a recoger los huesos de los sepulcros y los quemó en el altar; de este modo profanó, conforme a la palabra del Señor, pronunciada por el hombre de Dios cuando Jeroboán, durante la solemnidad, estaba de pie ante el altar. (II Reyes 23, 16)

  • Y él ordenó: "Dejadlo; que nadie remueva sus huesos". Así sus huesos fueron conservados junto con los huesos del profeta oriundo de Samaría. (II Reyes 23, 18)

  • Inmoló sobre los altares a todos los sacerdotes de las colinas que había allí, quemó sobre ellos huesos humanos y luego se volvió a Jerusalén. (II Reyes 23, 20)

  • Quemó los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y así purificó a Judá y Jerusalén. (II Crónicas 34, 5)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre-lhe todo o bem que ela ainda pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina