Talált 191 Eredmények: puertas

  • David estaba sentado entre las dos puertas. El centinela subió a la terraza de la puerta, sobre el muro, alzó la vista, vio a un hombre que venía corriendo solo (II Samuel 18, 24)

  • Hizo asimismo para la entrada de la nave central puertas de madera de olivo, pero cuadrangulares, (I Reyes 6, 33)

  • Todas las puertas y ventanas eran de marco cuadrangular, y las tres series se correspondían unas enfrente de otras. (I Reyes 7, 5)

  • palanganas, cuchillos, aspersorios, bandejas y despabiladeras: todo de oro puro; los quicios de las puertas del lugar santísimo y de la nave central, también de oro. (I Reyes 7, 50)

  • En su tiempo Jiel, de Betel, reedificó a Jericó; pero a costa de su primogénito Abirán echó los cimientos, y de Segub, su hijo menor, asentó las puertas, como había dicho el Señor por medio de Josué, hijo de Nun. (I Reyes 16, 34)

  • Elías se levantó y se fue a Sarepta. Cuando entraba por las puertas de la ciudad, vio a una mujer viuda, que estaba recogiendo leña. La llamó y le dijo: "Tráeme, por favor, en un vaso un poco de agua para beber". (I Reyes 17, 10)

  • Menajén devastó a Tapúaj y todo lo que había en ella y en sus alrededores desde Tirsá, porque no le habían abierto las puertas de la ciudad; además rajó el vientre a todas las embarazadas. (II Reyes 15, 16)

  • En aquella ocasión Ezequías desguarneció las puertas del santuario del Señor y las columnas que el mismo Ezequías, rey de Judá, había recubierto de oro, y lo entregó al rey de Asiria. (II Reyes 18, 16)

  • Ellos y sus descendientes tenían a su cargo las puertas del templo del Señor, la tienda. (I Crónicas 9, 23)

  • Pasaban la noche en los alrededores de la casa de Dios, pues estaban encargados de custodiarla y de abrir sus puertas cada mañana. (I Crónicas 9, 27)

  • Preparó también hierro en abundancia para clavar los batientes de las puertas y las barras; bronce en cantidad incalculable (I Crónicas 22, 3)

  • Se sorteó la custodia de cada una de las puertas entre las distintas familias patriarcales, sin distinción entre grandes y pequeños. (I Crónicas 26, 13)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina