Talált 904 Eredmények: restauración de Jerusalén

  • sino que, primero a los de Damasco, luego a los de Jerusalén y de todo el territorio de Judea y, por fin, a los paganos les he predicado que se arrepientan y se conviertan a Dios observando una conducta de arrepentimiento sincera. (Hechos 26, 20)

  • A los tres días Pablo convocó a los judíos principales; y, cuando estaban reunidos, les dijo: "Hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo o las costumbres de nuestros padres, he sido encarcelado en Jerusalén y entregado en manos de los romanos; (Hechos 28, 17)

  • con la fuerza de milagros y prodigios y con el poder del Espíritu Santo; de manera que desde Jerusalén en todas direcciones hasta Iliria he anunciado el evangelio de Cristo; (Romanos 15, 19)

  • Ahora me dirijo a Jerusalén para ayudar a aquellos hermanos. (Romanos 15, 25)

  • Macedonia y Acaya han hecho una colecta, y voy a llevársela a los hermanos pobres de Jerusalén. (Romanos 15, 26)

  • para que me vea libre de los incrédulos que hay en Judea y para que la ayuda que llevo a Jerusalén sea bien recibida por los hermanos. (Romanos 15, 31)

  • Cuando vaya, enviaré a Jerusalén con cartas de presentación a los que elijáis para llevar lo que hayáis recogido. (I Corintios 16, 3)

  • en lugar de ir a Jerusalén a ver a los que eran apóstoles antes que yo, me fui a Arabia y luego volví a Damasco. (Gálatas 1, 17)

  • Al cabo de tres años fui a Jerusalén para conocer a Pedro, y estuve con él quince días. (Gálatas 1, 18)

  • Al cabo de catorce años, volví a Jerusalén con Bernabé, llevando también a Tito. (Gálatas 2, 1)

  • Pues el Sinaí es un monte que está en Arabia, y corresponde a la Jerusalén de ahora, porque ella con sus hijos está sometida a esclavitud. (Gálatas 4, 25)

  • Pero la Jerusalén de arriba es libre, la cual es madre nuestra, (Gálatas 4, 26)


“Reze pelos infiéis, pelos fervorosos, pelo Papa e por todas as necessidades espirituais e temporais da Santa Igreja, nossa terna mãe. E faça uma oração especial por todos os que trabalham para a salvação das almas e para a glória do nosso Pai celeste.” São Padre Pio de Pietrelcina