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Y comieron juntos. Se levantaron para marcharse, el marido con su concubina y su siervo, pero su suegro le dijo: «Mira que ya está anocheciendo. Pasa aquí la noche y recréate. Mañana de madrugada te irás y volverás a tu casa.» (Jueces 19, 9)
Y él respondió: «Estamos de paso, venimos de Belén de Judá y vamos hasta los confines de los cerros de Efraím, de donde soy. Fui a Belén de Judá y ahora vuelvo a mi casa, pero aquí nadie me ha ofrecido la suya. (Jueces 19, 18)
Aquí está mi hija, que es virgen, y también la concubina de mi compañero. Si quieren, se las entregaré. Abusen con ellas y hagan con ellas lo que les parezca, pero no cometan contra este hombre semejante infamia.» (Jueces 19, 24)
Aquí están todos los hijos de Israel: convérsenlo y tomen aquí mismo una resolución.» (Jueces 20, 7)
Quédate aquí y no te separes de los trabajadores. Síguelos a cualquier potrero donde vayan a segar. Yo les daré órdenes de que no te molesten. Y si tienes sed, no tienes más que acercarte a los cántaros donde tienen agua.» (Rut 2, 9)
Quédate aquí por esta noche, y mañana veremos si él quiere rescatarte o no. Pues, si él se niega, te lo prometo por Yavé, lo haré yo. (Rut 3, 13)
Por ahora, sigue durmiendo hasta mañana.» Antes de que amaneciera, cuando todavía no se puede distinguir bien a las personas, se levantó Booz, pues pensaba: «Nadie debe saber que esta mujer estuvo aquí durmiendo.» (Rut 3, 14)
diciendo: «Oyeme, señor, yo soy la mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Yavé. (1 Samuel 1, 26)
Yavé llamó a Samuel. El respondió: «Aquí estoy», (1 Samuel 3, 4)
y corrió donde Helí diciendo: «Aquí estoy, pues me has llamado.» Pero Helí le contestó: «Yo no te he llamado; vuelve a acostarte.» El se fue y volvió a acostarse. (1 Samuel 3, 5)
Volvió a llamar Yavé: «Samuel.» Se levantó Samuel y se fue donde Helí diciendo: «Aquí estoy, pues me has llamado.» Otra vez Helí contestó: «No te he llamado; hijo mío, anda a acostarte.» (1 Samuel 3, 6)
Mandaron decir a los habitantes de Cariatiarim: «Los filisteos devolvieron el Arca de Yavé. Bajen aquí y llévensela.» (1 Samuel 6, 21)