1. Salmo de David. ¡Aclamen al Señor, hijos de Dios, aclamen la gloria y el poder del Señor!

2. ¡Aclamen la gloria del nombre del Señor, adórenlo al manifestarse su santidad!

3. ¡La voz del Señor sobre las aguas! El Dios de la gloria hace oír su trueno: el Señor está sobre las aguas torrenciales.

4. ¡La voz del Señor es potente, la voz del Señor es majestuosa!

5. La voz del Señor parte los cedros, el Señor parte los cedros del Líbano;

6. hace saltar al Líbano como a un novillo y al Sirión como a un toro salvaje.

7. La voz del Señor lanza llamas de fuego;

8. la voz del Señor hace temblar el desierto, el Señor hace temblar el desierto de Cades.

9. La voz del Señor retuerce las encinas, el Señor arrasa las selvas. En su Templo, todos dicen: "¡Gloria!".

10. El Señor tiene su trono sobre las aguas celestiales, el Señor se sienta en su trono de Rey eterno.

11. El Señor fortalece a su pueblo, él bendice a su pueblo con la paz.





“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina