16. Cuando se movían los querubines, se movían también a su lado las ruedas; y cuando los querubines alzaban sus alas para elevarse de la tierra, tampoco se apartaban las ruedas de su lado.





“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina