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Había llegado a aquella ciudad antes que Felipe un hombre llamado Simón. Tenía muy impresionada a la gente de Samaría con sus artes mágicas y se hacía pasar por un gran personaje. (Hecho de los Apóstoles 8, 9)
Sin embargo, unos hombres de Chipre y de Cirene que habían llegado a Antioquía, se dirigieron también a los griegos y les anunciaron la Buena Noticia del Señor Jesús. (Hecho de los Apóstoles 11, 20)
Pero al no encontrarlos allí, arrastraron a Jasón y a otros creyentes ante los magistrados de la ciudad, gritando: «Esos hombres que han revolucionado todo el mundo han llegado también hasta aquí (Hecho de los Apóstoles 17, 6)
Un judío llamado Apolo, natural de Alejandría, había llegado a Efeso. Era un orador elocuente y muy entendido en las Escrituras. (Hecho de los Apóstoles 18, 24)
De todos modos se van a enterar de que has llegado, y entonces ¿qué hacer?. (Hecho de los Apóstoles 21, 22)
Pablo le respondió: «Por poco o por mucho, quiera Dios que no sólo tú, sino también todos los que hoy me escuchan, llegaran hasta donde yo he llegado, a excepción de estas cadenas.» (Hecho de los Apóstoles 26, 29)
pues en él han llegado a ser ricos de mil maneras, recibiendo todos los dones de palabra y de conocimiento (1º Carta a los Corintios 1, 5)
¿Acaso la palabra de Dios partió de ustedes, o ha llegado tal vez sólo a ustedes? (1º Carta a los Corintios 14, 36)
En él todas las promesas de Dios han llegado a ser un sí, y por eso precisamente decimos «Amén» en su nombre cuando damos gracias a Dios. (2º Carta a los Corintios 1, 20)
Toda persona que está en Cristo es una creación nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha llegado. (2º Carta a los Corintios 5, 17)
de la que he llegado a ser servidor sin mérito alguno mío, pues Dios me concedió esta gracia en el momento que su fuerza actuó en mí. (Carta a los Efesios 3, 7)
Pero por supuesto, perseveren en la fe; muéstrense firmes, cimentados en ella; no se desvíen de su esperanza; tengan siempre presente el Evangelio que han oído, que ha sido predicado a toda criatura en este mundo, y del que yo Pablo he llegado a ser encargado. (Carta a los Colosenses 1, 23)