Löydetty 134 Tulokset: batalla final

  • Este es al que tomábamos para la risa, el objeto de nuestras bromas: ¡qué imbéciles éramos! Su vida nos parecía una locura, su muerte nos pareció el fracaso final. (Sabiduría 5, 4)

  • Sin duda, habrías podido aplastar a los impíos por medio de los justos a través de una batalla, o aniquilarlos de un solo golpe por medio de fieras terribles o con una sola palabra salida de ti. (Sabiduría 12, 9)

  • Incluso cuando fieras feroces se apoderaron furiosamente de los tuyos y cuando éstos sucumbieron por la mordedura de serpientes venenosas, tu cólera no duró hasta el final. (Sabiduría 16, 5)

  • El hombre paciente soportará todo el tiempo que sea necesario, al final se le concederá la alegría; se retendrá de hablar hasta el momento preciso, todos entonces reconocerán su valor. (Sirácides (Eclesiástico) 1, 23)

  • Apégate al Señor, no te apartes de él; si actúas así, arribarás a buen puerto al final de tus días. (Sirácides (Eclesiástico) 2, 3)

  • No proclames feliz a nadie, mientras la persona no esté muerta: la conocerás sólo al final. (Sirácides (Eclesiástico) 11, 28)

  • Si hace el bien será por casualidad, pero al final reaparecerá su maldad. (Sirácides (Eclesiástico) 14, 7)

  • Hijo mío, óyeme, no te rías de mis consejos; al final verás que te decía la verdad. Sé moderado en todo lo que hagas y no tendrás ninguna enfermedad. (Sirácides (Eclesiástico) 31, 22)

  • Al final le dará a cada uno según lo que merece, conforme a sus actos y a sus intenciones. (Sirácides (Eclesiástico) 35, 22)

  • Me quedaba frente al Santuario para pedirla, y hasta el final la buscaré. (Sirácides (Eclesiástico) 51, 14)

  • El deseo de adquirirla me dominaba totalmente, y al final conseguí la parte mejor. (Sirácides (Eclesiástico) 51, 21)

  • El que amontona riquezas injustamente es como la perdiz que se echa sobre huevos ajenos; tendrá que dejarlas, en la mitad de su vida, y al final no será más que un insensato. (Jeremías 17, 11)


“Nas tentações, combata com coragem! Nas quedas, humilhe-se mas não desanime!” São Padre Pio de Pietrelcina