Löydetty 259 Tulokset: �cuanto

  • Su dueño vio que el Señor estaba con él y que hacía prosperar en sus manos todo cuanto él emprendía; (Génesis 39, 3)

  • José halló gracia a sus ojos, y así fue incorporado al servicio de su dueño, quien le hizo mayordomo de su casa, confiándole todo cuanto tenía. (Génesis 39, 4)

  • Desde el momento en que le puso al frente de su casa y de todo cuanto tenía, el Señor bendijo la casa del egipcio en consideración a José. La bendición del Señor alcanzó a todo cuanto poseía, tanto en la casa como en el campo. (Génesis 39, 5)

  • Entonces dejó en las manos de José todo cuanto poseía; con él no tenía que preocuparse de nada, a no ser del alimento que tomaba. José era guapo y esbelto. (Génesis 39, 6)

  • Éste confió a José todos los presos de la cárcel. Todo cuanto allí se hacía, se hacía por él. (Génesis 39, 22)

  • Que el Dios todopoderoso haga que aquel hombre sea benévolo con vosotros y os deje traer libre al otro hermano vuestro y a Benjamín. En cuanto a mí, si he de verme privado de mis hijos, que así sea". (Génesis 43, 14)

  • Habitarás en la región de Gosen y estarás cerca de mí tú, tus hijos y tus nietos, tus rebaños, tus ganados y todo cuanto tienes. (Génesis 45, 10)

  • Llevaron también consigo sus ganados y cuanto habían adquirido en la tierra de Canaán. Jacob emigró a Egipto con todos sus descendientes, (Génesis 46, 6)

  • Son pastores y poseen ganados; han traído consigo sus ovejas, sus vacas y todo cuanto tenían. (Génesis 46, 32)

  • José fue a comunicárselo al Faraón: "Mi padre y mis hermanos han venido de Canaán con sus rebaños y ganados y con todo cuanto tienen y están ya en la región de Gosen". (Génesis 47, 1)

  • Pero cuanto más los oprimían, más se multiplicaban y crecían; los egipcios llegaron a odiar a los israelitas. (Exodo 1, 12)

  • Manda poner a salvo tu ganado y cuanto tienes en el campo. Todo hombre y todo animal que se encuentre en el campo y no esté cobijado bajo techo, será alcanzado por la granizada y morirá". (Exodo 9, 19)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina