Salmos, 38
17. Sólo te pido que no se rían de mí, ni se aprovechen cuando tropiecen mis pies.
17. Sólo te pido que no se rían de mí, ni se aprovechen cuando tropiecen mis pies.
“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina