1. El Señor es rey; que se alegre la tierra y exulten las islas incontables.

2. Está rodeado de nubes y tinieblas, la justicia y el derecho son las bases de su trono.

3. Delante de él avanza un fuego que abrasa en derredor a todos sus enemigos;

4. sus relámpagos iluminan el mundo, lo ve la tierra y se estremece;

5. los montes se derriten como la cera delante del Señor, delante del Señor de todo el mundo.

6. Los cielos proclaman su justicia y todos los pueblos ven su gloria.

7. Que se avergüencen los que adoran a los ídolos, los que se glorían de vanidades. Que todas las divinidades se postren ante él.

8. Sión lo oye y se alegra, los pueblos de Judá se regocijan por tus actuaciones liberadoras, Señor,

9. porque tú eres, Señor, el altísimo sobre toda la tierra, el que domina sobre todos los dioses.

10. Los que amáis al Señor, detestad la injusticia; él guarda la vida de sus fieles, los libra de la mano de los opresores.

11. La luz sale para los que practican la justicia y la alegría para los corazones rectos.

12. Los que practicáis la justicia, alegraos en el Señor y bendecid su santa memoria.





“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina